Desinformación electoral y geografía: un vínculo muy estrecho

Andreu Casero-Ripollés, Universitat Jaume I de Castelló, casero@uji.es

La desinformación tiene un marcado perfil geopolítico. La difusión de contenidos falsos se usa en clave estratégica por diversos gobiernos, entre ellos Rusia, para desestabilizar a terceros países. Estas injerencias extranjeras se han generalizado, convirtiéndose en una amenaza para seguridad nacional en Europa.

Como consecuencia de esto, el contexto geográfico se configura como un fuerte condicionante en la propagación de información falsa. Esto afecta, especialmente, a las elecciones. En estos momentos, la cercanía de un determinado país a otros supedita los bulos que circulan durante la campaña. La posición geográfica actúa, así, como un elemento clave capaz de dar forma a la desinformación electoral de manera decisiva. Los vínculos entre desinformación y geografía son más estrechos e intensos de lo que cabría esperar.

Un ejemplo ilustrativo lo encontramos en los países del Este de Europa. Su cercanía a la guerra de Ucrania, iniciada en febrero de 2022, ejerce una influencia muy relevante en los contenidos falsos divulgados durante los procesos electorales. A través de la desinformación, el gobierno de Rusia trata de desestabilizar a los países vecinos para reducir el apoyo que prestan a Ucrania y atraerlos a su causa. De esta forma, los bulos se convierten en un instrumento esencial de la vertiente informativa de la guerra.

Entre 2023 y 2024, diversos países de esta región, como Polonia, Estonia o Georgia, entre otros, han celebrado elecciones. En todos estos casos, la desinformación ha tenido un protagonismo destacado. Y dentro de los contenidos falsos, los relacionados con el conflicto bélico de Ucrania han gozado de una especial relevancia. La geografía ha actuado como factor determinante de la desinformación electoral.

Entre las falsedades más difundidas destacan las relacionadas con la potencial entrada en la guerra de países vecinos a Ucrania. Así, en las elecciones parlamentarias de 2024 en Georgia, el partido gobernante, Sueño Georgiano, difundió mensajes con la idea que el país entraría en guerra contra Rusia si ganaba la oposición y que sólo ellos podían impedirlo. En septiembre de 2024, se publicó un video en Facebook dónde aparecen diversos políticos de la oposición con la palabra “guerra” que se contraponen a varios miembros del Gobierno a los que se les asigna la palabra “paz”. Al final, se lanza una pregunta inquietante: “¿Quieres guerra o paz?”. Sin embargo, esta dualidad era un embuste ya que los políticos de la oposición no realizaron ninguna propuesta de entrar en el conflicto armado.

De forma similar, en las elecciones presidenciales de la República Checa, en enero de 2023, tuvieron un gran protagonismo las cuestiones militares entre los contenidos engañosos. Varias informaciones falsas afirmaban que uno de los candidatos, Petr Pavel, declararía la guerra a Rusia si salía elegido. Además, se atribuía a Pavel la falsa propuesta de reintroducir el servicio militar obligatorio para los hombres entre 18 y 60 para enviarlos a luchar a Ucrania. Su rival, Andrej Babiš, aprovechó este contexto y acusó a Pavel de ser un agente secreto ruso y un belicista. No obstante, ni el programa ni en las intervenciones de Pavel había mención alguna a estas ideas de carácter marcial.

En Bulgaria, durante la campaña electoral de febrero de 2023, se divulgaron informaciones falsas en Facebook que sostenían que el Gobierno de Gulab Donev había decidido enviar soldados a Ucrania. Sin embargo, esto era un engaño. El Consejo de ministros autorizó a soldados búlgaros a unirse a la Misión de Asistencia Militar de la Unión Europea (EUMAM) para entrenar a los soldados y médicos ucranianos fuera del territorio de ese país.

Otro de los bulos que circularon por los países vecinos durante los procesos electorales hacía referencia a la situación de los refugiados ucranianos en sus lugares de acogida. Así, durante la campaña de las elecciones parlamentarias de marzo de 2023 en Estonia se divulgaron diversas informaciones falsas que afirmaban que los refugiados ucranianos tenían privilegios y recibían más ayudas sociales que la población local. Además, varios bulos los presentaban como desagradecidos porqué rechazaban puestos de trabajo. Otros engaños sostenían que eran fuentes de inestabilidad porque contribuían a la delincuencia, la violencia y la transmisión de enfermedades. Incluso Jaanus Karilaid, líder del partido populista Estonian Centre Party, aseguró durante la campaña que la mitad de los refugiados ucranianos eran hombres que, en lugar de estar luchando, habían escapado a Estonia para obtener beneficios. Este dato, como el resto, se demostró que era falso.

En Polonia, durante la campaña de las elecciones parlamentarias de octubre de 2023, circularon mensajes a través de las redes sociales que afirmaban que los ucranianos estaban sustituyendo a los polacos en el mercado laboral y que los estudiantes ucranianos tenían prioridad en las escuelas polacas. Estos bulos trataban de exacerbar las tensiones existentes en Polonia que tiene cuestiones históricas no resueltas con Ucrania, como la masacre de Volhynia. De esta forma, se buscaba, adicionalmente, reducir el apoyo de la población polaca a la causa ucraniana.

Estos ejemplos ponen de manifiesto la fuerte conexión que se establece entre la desinformación electoral y la geografía. La situación territorial de un país desempeña un rol esencial en este fenómeno. Los intereses geopolíticos moldean de forma decisiva los bulos que se divulgan. Por lo tanto, el contexto geográfico cuenta, y mucho, a la hora de condicionar la información falsa que circula por un país durante una campaña electoral.